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Alejandra Costamagna: «La lectura compartida permite un diálogo muy provechoso y da la posibilidad de interpretar textos desde múltiples miradas»

La autora de Animales domésticos participó en dos sesiones del Club de Lectura Internacional Santiago – Medellín, una en cada ciudad, y en esta entrevista cuenta cómo fue la experiencias en ambos países con los lectores.

Lunes 6 de octubre de 2014

Desde mayo de este año, el Plan Nacional de la Lectura organiza el Club de Lectura Internacional Santiago – Medellín, que nace como una invitación para abrir un diálogo entre latinoamericanos, generando una espacio para compartir lecturas, que permitan reflexionar acerca de las culturas y experiencias, desde diferentes perspectivas.

A esta instancia fue invitada la escritora chilena Alejandra Costamagna, autora de Animales domésticos, uno de los textos revisados en los encuentros. Luego de participar en una sesión del club en nuestro país y otra en Colombia, Costamagna cuenta detalles de su la experiencia, qué sensación le dejó el intercambio con los lectores de ambos países y cómo este tipo de instancias pueden ser un aporte en el proceso de la lectura.

-¿Cómo fue participar en este club de lectura tanto en Santiago como en Medellín?
«El encuentro con los lectores reales en Santiago y Medellín fue una especie de vuelta al origen del libro mismo. Fue muy interesante ver cómo ciertos temas se volvían más o menos universales de acuerdo con cada lector y con cada situación de lectura. Cómo los horizontes de cada lector, por decirlo de alguna forma, iban creando nuevas entradas para el mismo relato. Y algunas interpretaciones coincidían y otras no con mi propia lectura de los cuentos. Como si yo fuera y no fuera la autora. Como si fuera, en realidad, una lectora más de ese grupo humano diverso».

-¿Cuál crees que es el aporte de un club de lectura para quienes participan de la actividad?
«Creo que la lectura compartida permite un diálogo muy provechoso y da la posibilidad de interpretar textos desde múltiples miradas. Es una instancia íntima y colectiva a la vez, democrática y participativa, que sitúa a los lectores como seres activos de un proceso que no termina al cerrar las páginas del libro».

-¿Qué efectos crees puede tener la realización de clubes de lectura entre dos países latinoamericanos?
«Es interesante contrastar las visiones y las interpretaciones de un mismo texto de acuerdo con el contexto en que es leído. Ver cómo los mismos temas tienen distintas lecturas y resonancias a partir de las realidades de cada país. El diálogo cruzado no sólo permite pensar los textos desde lugares particulares, sino también pensarnos como sociedades con diversas miradas e interpretaciones del mundo. Los clubes de lectura entre dos países latinoamericanos pueden ser, en ese sentido, instancias muy ricas de acercamiento cultural».


-¿Qué significó para ti en términos profesionales haber recibido el feedback de lectores que habían leído uno de tus libros recientemente?
«Fue una experiencia muy enriquecedora. La escritura suele ser un espacio solitario, de ensimismamiento. Y este tipo de instancias nos permiten –a mí, al menos me ocurre así– volver al punto de partida: al contacto con los seres de carne y hueso que activan esa misma escritura. Me gusta especialmente la sensación de ser un lector más de ese libro que he escrito».

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