María Luján Picabea y su lectura acerca de cómo ven el entorno las niñas y los niños
En el marco del Mes del Libro, el Plan Nacional de la Lectura tuvo como invitada inaugural a la reconocida periodista y especialista en fomento lector, María Luján Picabea, quien abordó en su charla la relación entre literatura infantil y medioambiente.
Martes 5 de abril de 2022
En un mundo que atiborrado de estímulos visuales, aprender a leerlos y a decodificarlos es algo habitual para niñas y niños desde la primera infancia. Es la forma en que logran conocer y entender el mundo, y ordenar el caos de información, imágenes y sentidos. Es por esto que los libros, sean literarios o informativos, le permiten acercarse al mundo, conocer una amplia variedad de discursos narrativos, y poder generar los propios, posibilitando un horizonte más amplio tanto a nivel estético, cognitivo como espiritual.
Esto es parte de lo que María Luján Picabea, periodista dedicada al fomento lector, reseña en sus libros, y en todo su amplio trabajo dedicado a la literatura infantil y la mediación lectora. Aun siendo reconocida en ese ámbito, Luján fue además redactora de la Revista Ñ, sección cultural del diario argentino El Clarín, entre los años 2004 y 2015, y cuenta con varios libros dedicados a la literatura infantil, además de ser una constante en talleres, capacitaciones, y ferias del libro. De hecho, junto Larisa Chausovsky, están a cargo de lo que conocemos como Filbita, evento dedicado a la literatura infantil y juvenil que nace bajo el alero de la Feria Internacional del Libro de la ciudad de Buenos Aires (Filba). En este espacio no solo se invitan a especialistas a charlas y conversatorios, sino que son también una instancia de encuentro, capacitación y mediación. Toda esa experiencia, sumado a su trabajo como periodista y escritora dedicada al fomento lector, fue parte de lo que expuso en su charla titulada Palabras para mirar el mundo, transmitida en el canal de Youtube del Plan de la Lectura.
Este 2022, en el marco del Mes del Libro el Plan Nacional de Lectura, quiso inaugurar El año de las lecturas y el medioambiente, con su presencia, impulsando un marco de reflexión sobre distintas aristas que confluyen en torno a la crisis medioambiental que experimentan diversos ecosistemas, y la forma en que los libro dirigidos a niños y niñas los ayuda a entender este entorno.
Para la autora, quien tiene numerosos libros como Todo lo que necesitás saber sobre literatura para la infancia (Paidós, 2016) y Este no es un cuento: aquí me cuento, compartir durante la infancia la literatura es compartir el placer por la lectura, conjugándolo con afecto y entrega. Un triángulo amoroso entre un lector en formación, un libro y un lector que media, cuya experiencia y tiempo son regalados a una niña o niño. «Mientras dure la historia estará activo el triángulo mágico generado entre lector experto, lector en formación y libro», señala Luján en el libro mencionado.
Además, se detiene con especial atención en los libros álbum, donde dos lenguajes conversan entre sí: el texto narrativo y lo visual. Para la autora «Los libros álbum ponen en juego no solo el placer intelectual, sino también el estético, al tiempo que acarician el nervio emocional. (…)Mirar no es fácil. Es un ejercicio que compromete la habilidad de interpretar y pensar en términos de imágenes, pero también relacionar esas figuras con experiencias pasadas, y conectarlas con la propia vida, para extraer de ellas un significado completo».
En otra de sus obras, Este no es un cuento: aquí me cuento, la autora argentina busca que niñas y niños interactúen con el texto basándose en anotaciones personales, buscando interpelarlos con temas como el paso del tiempo, la muerte, los miedos, entre otros. Trabajar con infantes, especialmente con talleres de lectura, le ha permitido observar sus inquietudes, cómo abordan ciertos tópicos, pero por sobre todo le ha permitido darles un espacio para conversar y que la lectura se enriquezca en ese diálogo con sus pares. De esta forma, con un pie forzado y un sentido lúdico, muchos lograban verbalizar sentimientos gracias a la lectura compartida, a la conversación, generando un espacio de confianza.