Biblioteca de Santiago presenta libro cartonero hecho por reos de la Expenitenciaría
Cómplices por la libertad es el nombre de la publicación que incluye doce relatos en los que se mezclan crudeza y soledad con sueños y esperanza.
Jueves 16 de enero de 2014
Sus recuerdos más atesorados de días mejores, de la niñez, de viejas amistades, amores y seres queridos. También de los otros, los ingratos, esos que desearían borrar porque hacen daño, inundan el alma de culpa y hacen rememorar el camino que los condujo al encierro. De todo ese pasado se nutren estos relatos, que luego toman forma de hojas de papel y que se cosen en tapas de cartón pintado y decorado. Historias sinceras que se abren paso al cautiverio para transformarse en libros de cartón.
Entre julio y diciembre de 2013, un grupo de diez internos del Centro de Detención Preventiva Santiago Sur (Expenitenciaría) participó en el taller de lectura y escritura organizado por el Bibliobús de la Biblioteca de Santiago. Aunque este trabajo se viene realizando desde hace varios años en distintos recintos penales de la Región Metropolitana con el apoyo de Gendarmería, lo que marcó la diferencia en esta ocasión fue que por primera vez los participantes tuvieron la oportunidad de fabricar sus propios libros artesanales.
La responsable del taller fue Daniela Osorio, encargada de Servicios Móviles de la Biblioteca de Santiago, quien logró motivar a los internos para que publicaran y compartieran textos desarrollados en un taller anterior impartido por Gabriela Aguilera y auspiciado por el Plan Nacional de Fomento de la Lectura Lee Chile Lee. “Logramos crear un espacio ameno, respetuoso y colaborativo. Como dicen ellos, en un lugar ‘donde la cana no entra’. Terminó siendo, sin darnos cuenta, un espacio en el que se reunían amigos comunes y corrientes y donde la conversación no faltó”, señaló.
Del papel al cartón
El segundo paso fue convertir estas historias en algo más tangible. Para eso se invitó a participar como monitora a Leticia Sánchez, bibliotecóloga con vasta experiencia en el cartoneo literario, es decir, el arte de confeccionar libros a mano con materiales reciclados. Su trabajo lo ha desempeñado fundamentalmente en la editorial Fonola Cartonera y actualmente se dedica de manera independiente en su proyecto JuanitaCartonera.
Leticia recuerda que “un día Daniela me dijo ‘Leti, por qué no hacemos un taller de cartoneo. Plata no hay, pero sí hay hartas ganas’. Así fue que empezamos a armarlo y en dos semanas nos pusimos de acuerdo, vimos el material, al final nos juntamos y salió”.
Fueron dos jornadas de trabajo junto a los internos, los días 4 y 11 de diciembre. Dos miércoles en que las hojas impresas pasaron a transformarse en copias de este pequeño tesoro de cartón al que bautizaron “Cómplices por la libertad”.
“El libro es muy potente, las historias que hay son fuertes. Yo les pedí que eligieran una de sus historias, de los escritos, y de ahí sacamos el libro cartonero. Ellos los encuadernaron, los cosieron, ellos hicieron todo ese trabajo. Nosotros sólo llevamos el impreso, pero de ellos sacamos la matriz literaria y ellos con sus manos fueron los que hicieron el libro. Y si tú lo ves no tienen nada que envidiarle a libros cartoneros chilenos o extranjeros”, sostuvo.
Para las monitoras del taller lo más destacable fue la motivación y el interés demostrado por los reos, quienes aprovecharon la iniciativa y lograron transformarla en un espacio de creación y humanidad. “Definitivamente el taller no fue para enseñar un oficio, sino que yo iba con la idea de entregarles algo que estaba dentro de ellos y que había que sacar a flote, porque yo creo que la escritura y la lectura es un mecanismo de catarsis súper potente en las cárceles y hay harto material que explotar”, afirmó Leticia Sánchez.
Daniela Osorio agregó que este tipo de talleres “les mejora la calidad de vida, se sienten escuchados, el sólo hecho de poder opinar libremente respecto de un texto o un tema, los empodera o los libera. Hay un crecimiento, tanto en lo personal, como en lo intelectual de los participantes y también de nosotras, las monitoras”.