Ofrece acceso a la lectura a la población privada de libertad en Chile, a través de bibliotecas en convenio con el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. En 2015, fueron 16 recintos penitenciarios (Arica, Tocopilla, San Felipe, Putaendo, Valparaíso, Rengo, Santa Cruz, Linares, Curicó, Bulnes, Angol, Ancud, Punta Arenas, Colina I y Centro Penintenciario Femenino de Santiago), donde se implementaron bibliotecas con colecciones pertinentes y préstamo automatizado, capacitando al personal a cargo y desarrollando actividades de fomento lector y escritor.
Durante el año 2018, se implementaron 18 nuevos espacios en cárceles, para lo cual se invirtieron $400.000.000. Ese mismo año se registraron 4.317 nuevos usuarios y se realizaron 27.390 préstamos de libros. Además, se efectuaron más de 4.000 capacitaciones de alfabetización digital y más de 1.000 usuarias y usuarios participaron de talleres de fomento lector.