Ponencias y actas de seminarios Volver
Ponencias mesa Qué significa amar la lectura. Seminario ¿Qué leer?¿Cómo leer?

Santiago, Francisco Hinojosa, Esteban Cabezas y Rafael Gumucio., 2012

“El Plan Nacional de Fomento de la Lectura, desde el Ministerio de Educación, las facultades de Educación, y de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales y la editorial Fondo de Cultura Económica organizaron el seminario internacional ¿Qué leer? ¿Cómo leer? Perspectivas sobre la lectura en la infancia que se llevó a cabo el pasado 6 y 7 de diciembre en la biblioteca Nicanor Parra de UDP.

“En el contexto de este seminario se llevó cabo la mesa Qué significa amar la lectura. Recuerdos de infancia convocó a tres reconocidos escritores a compartir de qué manera se iniciaron en el mundo de los libros.

“Ante un público seducido por la agudeza y el sentido del humor de los ponentes relataron sus memorias Francisco Hinojosa (poeta, narrador y editor mexicano, especializado en literatura infantil y juvenil); Esteban Cabezas (periodista, crítico gastronómico y de vinos, y autor de libros para niños/as y adolescentes); y Rafael Gumucio (escritor, periodista y director del Instituto de Estudios Humorísticos de la Universidad Diego Portales).

“Esteban Cabezas contó su trayectoria de lector “freak, fanático y nerd”. De este modo, fue en contra de la propuesta de Harold Bloom y su canon occidental lleno de libros sublimes, y defendió un espacio intermedio entre la alta cultura y la cultura popular, espacio habitado, por ejemplo, por cómics o textos de ciencia ficción.

“Reafirmando esta idea, Francisco Hinojosa, quien vivía en un mundo no especialmente propicio a la lectura, recordó cómo se introdujo en el mundo de los libros a través de los cómics. De hecho, no leyó sino cómics hasta los 12 años, cuando cayó entre sus manos un ejemplar de Crimen y castigo. Entonces siguió leyendo, cada vez más ávidamente, hasta despertarse en el deseo de convertirse en escritor.

“Al contrario de Hinojosa, Gumucio creció en un mundo saturado de libros, pero a él las historias infantiles no le despertaron entusiasmo alguno. Prefería el cine. Hasta que pudo leer libros para adultos y descubrió la sensación de secreto que produce la literatura, de que el autor le habla a él y sólo a él, abriendo mundos, y estimulando un tipo de imaginación a la cual el tilda de “religiosa”, trascendente, unida a la historia.

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